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sábado, 3 de noviembre de 2012

COMPRA DE VOTOS

Entrada de: José Mª Ortega 

  Por José María Ortega González


   Matías Carrillo, hasta hace unos días Alcalde de Fortuna, ha dimitido, al fin, tras confirmarse que amañó el resultado de unas elecciones municipales a través de la compra de una relación de votos por correo, votos a cambio de empleo temporal. La condena da la razón a Izquierda Unida, que fue quien mantuvo sus denuncias en el tiempo, a pesar de que había gente que le pedía que mirara para otro lado.

     Mientras que ha existido posibilidad de recurso, este golfo-alcalde, que ya estaba condenado, se ha aferrado al sillón. Entre tanto, el Presidente Valcárcel, que es quien da el visto bueno a todos y cada uno de los candidatos que su partido presenta en los pueblos, ha hecho lo que haría una estatua de cera, permanecer impasible ante las malas noticias de que en otoño brotan a la vez que las setas, las condenas por casos de corrupción de sus ahijados.

     Este nuevo caso de corrupción, de nuevo en las filas del PP, supone otro episodio de una larga serie casos que nos deberían avergonzar como sociedad. En nuestra región, se han registrado casos tanto en el PSOE como en el PP. Es cierto que nadie está libre de que aparezca un corrupto en sus filas, nadie, pero también es cierto que hay determinadas siglas a las que la gente sin principios, los que están en la política para medrar, se pegan como las moscas a la miel. Claro que puede salir un corrupto en IU u otra formación alternativa, por haber hay corruptos hasta en el corazón del Vaticano, pero ni IU ni otros partidos, por ahora minoritarios, son pesebres para las grandes vacas de la corrupción, como Matías Carrillo o el Ex-alcalde de Totana, Morales, hoy encarcelado por llevarse la pasta de un Ayuntamiento en quiebra.

Matías Carrillo Ex-alcalde de Fortuna
     Los corruptos brotan como champiñones en sociedades que no han alcanzado nunca un nivel cultural aceptable y en las que el individualismo y la codicia han formado un estiércol añejo, que tapa valores como la ejemplaridad, el sentido crítico hacia la política y el servicio desinteresado al prójimo. Los corruptos se sienten cómodos en cierta tradición, les interesa que nuestros pueblos sean aquello de “un páramo cultural”, y les interesa que la gente no lea más que el Marca, que los vecinos no se reúnan más que en misa y que las obras del teatro sean superficiales comedietas, no muy picantonas en las que no asome una teta ni mucho menos Leo Bassi. 

     Este actor italiano, cuando vino a Bullas hace unos años, sufrió un intento de censura, que quedó en intento porque el Alcalde de entonces no se prestó. Su obra de teatro, una obra sobre la fe y el ateísmo, movilizó a un grupo de vecinos de Bullas, grupo tan reaccionario que pidió censurar la representación por cuestiones morales. Resulta curioso que, a la cabeza de aquel colectivo pro-censura moral se encontraba algún supuesto empresario que no ha tenido a sus obreros en condiciones desde antes del Mundial 82, el de Naranjito

     Por culpa de esta cultura que bendice a los aprovechados y es proclive al homenaje a sus chorizos, cada vez que se condena a un corrupto salen decenas de ciudadanos a defender y a justificar al corrupto, a ensalzar sus cualidades e incluso a ofrecerle misas en la puerta de la cárcel, episodio real, que sucedió hace unos años a las puertas de la Prisión de Sangonera, y que organizaba como homenaje a otro corrupto, que tiene catre reservado en Sangonera, un vecino natural de Bullas. Aquel día, el que suscribe, tuvo el convencimiento de que esta región tendrá el progreso y la modernidad a la que aspira cuando sea crítica con sus políticos, les pida que trabajen con seriedad y deje de votarles cuando les mientan. Mientras tanto, no hay solución.

     En la sociedad a la que aspiro, la de la ciudadanía crítica e informada de los asuntos públicos, la mayoría de los vecinos le darían con la puerta en las narices a quien llamara a su puerta ofreciendo puestos de trabajo a cambio de votos, y los futbolistas del Bullense le lanzarían una lluvia de balones al político que les prometió de manera cierta, segura, una Ciudad Deportiva en Bullas, si llegaba a Alcalde.

     Hoy día, el de las promesas es Alcalde, pero los futbolistas del Bullense se tienen que ir a entrenar a otros pueblos porque de la Ciudad Deportiva nada se sabe. Y es que el condenado Matías Carrillo compró votos a cambio de puestos de trabajo y otros políticos del PP no se atrevieron a ir tan lejos, pero sí anduvieron por la misma senda: Intentaron comprar conciencias con la promesa de puestos de trabajo, campos de fútbol y demás. Ya llegará el otoño de esta forma repugnante de ver la política, como llegó la condena a Matías Carrillo. Mis vecinos y yo estamos engrasando las bisagras de nuestras puertas para darle un buen portazo en las narices al próximo que llegue a tratar de comprarnos con promesas imposibles.


Secretaría de comunicaciones

Rafael Jiménez

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