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viernes, 16 de noviembre de 2012

“LA HUELGA ES ESO DE LOS OTROS”


Por José María Ortega.

Nada es más fácil que buscar una justificación para no ir a la huelga, huelga como la que hicimos unos millones mientras que los demás miraban el pasado día 24 de noviembre.  La persona con pocos deseos de implicarse en la lucha por preservar aspectos esenciales de nuestro estado del bienestar encontrará siempre un amplio abanico de razonamientos enlatados para seguir siendo un mero espectador de su propia desgracia. Respecto a los argumentos para no hacer nada, pasa como en un establecimiento de comida basura, que encuentra uno gran variedad donde elegir, pero una pésima calidad en las hamburguesas, que diga, en los argumentos:

Quizás el más frecuente es aquel de “no voy a la huelga porque los sindicatos son una panda de vividores”. Quien utiliza este argumento ha caído en la trampa de la propaganda malintencionada de ciertos sectores de la derecha, que no quieren mejorar el sindicalismo, sino directamente cargárselo, para que los trabajadores y trabajadoras pierdan una de sus últimas defensas frente a la precariedad y los abusos.

Quien utiliza este argumento ignora cosas tan importantes como que una huelga general no se hace a favor de los sindicatos y en contra del gobierno, una huelga se hace para protestar por medidas injustas que nos están perjudicando a todos, también a los que buscan argumentos enlatados para no moverse. Seguro que hay algunos vividores que ocupan puestos en un sindicato ¿y eso que tiene que ver con los que nos movilizamos para que dejen de atracarnos? Todos conocemos a vividores y vividoras de todos los oficios, pero parece que deberíamos quemar en la plaza a los sindicalistas vividores y dejar en paz al resto, que al fin y al cabo forman parte del paisaje, como aquel que nunca pagó impuestos, el que no se pasa por su trabajo o el que cierra la oficina una hora antes de lo que corresponde.

Y es que vivimos en un país con una larga cultura de la pasividad. Aquí unos se mueven y otros miran con desprecio al que se mueve para conseguir una mejora. Eso sí, el día en que se consigue algo, todos tienen la mano abierta para recibir su parte, aunque se les olvidara acudir a las luchas, menudo olvido. Los sindicatos son manifiestamente mejorables, está claro, pero un país sin sindicatos sería un país mucho peor para los trabajadores. También hay médicos que tratan mal a sus pacientes o que hacen mal su trabajo, y a nadie se le ocurre la idea absurda de cerrar los hospitales.

Otro argumento, rancio, rancio es que uno no puede permitirse el lujo de perder un día de salario. Recomiendo a quienes emplean este argumento que saquen la calculadora y empiecen a calcular cuanto poder adquisitivo han perdido en sólo cuatro años, entre las bajadas de salarios, los aumentos de impuestos, la subida de precios y el cobro de ciertos productos anteriormente gratuitos. Y es que, dejar de luchar para que no te quiten 50 euros es un argumento peregrino, cuando ya has aguantado que te descuenten varios miles de euros al año.

Hay otro argumento, frecuente entre los autónomos y pequeños empresarios, quizás uno de los colectivos más machacados por las decisiones económicas de los últimos dos gobiernos: La huelga no va conmigo, eso es cosa de los obreros, yo soy autónomo.

Cariñosamente, amigo autónomo, amigo comerciante de la panadería en la que compro o del supermercado de la esquina, tengo que decirte que creer que la actual huelga no iba contigo es un signo de evidente ceguera y desinformación, de estar en la inopia. ¿Quién te compra? ¿De quien necesitas para garantizar la viabilidad del negocio que tanto esfuerzo y dinero te cuesta?, ¿Crees que es posible que tú mejores mientras la sociedad que te da vida se hunde? Tus usuarios son muchas de esas personas que padecen la crisis, como tú, que están tenido que subsistir con menos salario, con más  paro, con más impuestos, con riesgo de que los echen de sus casas. ¿No crees que lo correcto cuando millones de personas lucha para salvaguardar algo del bienestar que tuvimos es haberte sumado a sus movilizaciones o al menos haber bajado la persiana para demostrar que todos estamos jodidos? Amigo comerciante, si no ves cortar las barbas de tu vecino, tal vez mañana será tarde. Si seguimos así, puede llegar el día en el que abras tu negocio y no quede apenas nadie a quien venderle tus productos o que lleve un euro en el bolsillo para tomarse un café. Piénsatelo la próxima vez. Hazte un favor.

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